-Escuchar esa voz interior.
Muchas veces, estamos escribiendo una historia, y otra u otras, comienzan a hacerse hueco en nuestra mente. Es esa ocasión, no dudéis, tomar un papel aparte, un lápiz y comenzar a escribir eso que escucháis. Puede parecer loco tener dos historias o más abiertas, pero no lo es, esa voz os cuenta algo que tenéis que contar y podéis utilizar para muchas cosas: una nueva historia, un relato, apoyo a la historia en la que os encontráis trabajando... Sea como sea, nunca, repito, NUNCA vayáis a dejar de escuchar.
-Jamás forzar una historia.
Me he encontrado con eso muchas veces, demasiadas quizás, con historias que, en determinados momentos parecen forzadas. Son historias que tienen una parada y que luego, sin saber como, continúan. Veréis, las historias necesitan centrarse, si la historia se detiene, darle el tiempo que la historia os pide, porque el forzar, os aseguro que no lleva a nada. Bueno, si, lleva a algo, a cargarse la historia. ¿Eso es lo que queréis? Pues no forzar.
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